La actual operación del corredor Núñez de Cáceres es un ejercicio que, sin perjuicio de la estabilidad propia de los esquemas de autorización mediante Licencias de Operación, puede ser calificado como un proyecto piloto de los procesos de reorganización, realizar el esquema de implementación y posterior implementación ha sido todo un desafío en sí mismo.

De manera particular en la estructuración jurídica y financiera el principal desafío encontrado fue que los aspectos sustanciales de la transformación de los operadores, capacidad e idoneidad, se encontraban sujetos al criterio del operador (no existe un documento en el que se establezca una exigencia específica sobre dichos factores), lo que dificultaba un seguimiento y control preventivo, pues la insuficiencia de capacidad solo podría advertirse por los incumplimientos en la prestación del servicio (con la inauguración y puesta en marcha del corredor Núñez en el año 2021) con la correlativa afectación del usuario.

En la estructuración técnica se tenía la incertidumbre sobre la demanda proyectada de pasajeros de este corredor, ya que al tratarse de sindicatos transformados a una estructura empresarial cuya operación se realizaba en vehículos de baja capacidad (carros) no se contaba con esa formalidad en su operación, por lo que datos técnicos necesarios para conocer y proyectar demanda sobre sus patrones de viajes no se contaba con una data confiable.

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