Contratamos un equipo consultor con habilidades complementarias para abordar el desafío. Este equipo estaba compuesto por dos personas con capacidades únicas: un líder indígena mexicano cuya organización ha incubado más de 200 empresas indígenas en la región, y una profesional con amplia experiencia en diseño de fondos y facilitación utilizando design-thinking.

Antes de presentar la propuesta a los beneficiarios, la unidad ejecutora realizó una revisión exhaustiva utilizando un checklist de preguntas clave para asegurar la claridad interna del proyecto. Este proceso identificó áreas que necesitaban más preparación y ajuste antes de iniciar el co-diseño con los beneficiarios.

Durante cuatro intensos meses, el equipo de la unidad ejecutora se sumergió en un proceso guiado por design-thinking. Esta metodología, conocida por su enfoque iterativo y no lineal, permitió al equipo dimensionar mejor las necesidades de los usuarios, cuestionar supuestos y redefinir problemas para crear propuestas innovadoras.

Se desarrolló contenido detallado para varios componentes del proyecto, incluyendo la problemática global y local a abordar, las oportunidades identificadas, una misión y visión preliminar, las barreras a superar y la propuesta específica del Centro ALIADOS. Esto incluyó la definición de servicios a ofrecer desde el Centro, criterios de selección para las empresas a incubar, fases de crecimiento para las empresas en incubación, y un marco de colaboración entre el Centro y sus miembros.

Mientras el trabajo de diseño avanzaba, el equipo de campo de la unidad ejecutora socializaba el proyecto con potenciales beneficiarios. Este proceso de socialización incluyó la identificación y selección de doce empresas indígenas y locales interesadas y calificadas para participar en el co-diseño del Centro.

Tras una primera fase de socialización, once empresas aceptaron participar activamente en el proceso de co-diseño. Se organizó un taller principal de co-diseño, estructurado en cuatro días intensivos de trabajo colaborativo. El consultor mexicano facilitó el proceso, actuando como puente entre la unidad ejecutora y los participantes indígenas y locales.

Durante el taller, se incorporaron diariamente los aportes y feedback de los participantes. Los resultados de cada día se presentaron para revisión y aprobación al día siguiente, asegurando que todos los insumos fueran considerados en el proceso de diseño.

El documento resultante del co-diseño fue revisado y socializado con los participantes para obtener sus observaciones y firma de aprobación. Como resultado directo del proceso, las once organizaciones participantes aplicaron para formar parte del primer cohorte del Centro ALIADOS. Cada una desarrolló un plan de trabajo detallado que reflejaba sus necesidades específicas de asistencia técnica y financiamiento, delineando sus objetivos para el próximo año.

Este proceso no solo estableció las bases sólidas del Centro ALIADOS y el Fondo Mixto, sino que también fortaleció las relaciones y compromisos con las comunidades beneficiarias, asegurando un inicio robusto y colaborativo para el proyecto.

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